"No llorés, no llorés Babs, todo esto no es verdad -le dijo Oliveira a Babs hablándole al oído-.
-Oh, sí, oh sí que es verdad- dijo Babs, sonándose -. Oh sí que es verdad.
- Será - dijo Oliveira, besándola en la mejilla - pero no es la verdad.
- Como esas sombras - dijo Babs, tragándose los mocos y moviendo la mano de un lado a otro- y uno está tan triste, Horacio, porque todo es tan hermoso."
(RAYUELA, CAP 12)
Ya han pasado 25 años y todo esto es tiempo que hemos sufrido tu ausencia, ella, la más pérfida y viperina de todas las almas oscuras que nos acechan -pobre mortales- te arrancó de nuestro lado, disfrazada de leucémia. ¡Qué cobarde ¡
Yo estuve en Montparnasse, en la morada que compartes con Carol. Me entristeció ver la tumba tan vacía y solitaria y robé una rosa amarilla, fresca y bella, de un anónimo vecino que me permitió (lo sé) el hurto y la puse junto a tu nombre, Julio. Era la primera vez que estaba en tu Paris del alma y no podía dejar pasar mi estancia en la ciudad sin visitarte. No me lo hubiese perdonado jamás. Hacía una mañana preciosa aunque muy fría, eso sí. El cielo era azul casi turquesa sin una nube. Hacía tiempo que no veía algo así, tan perfecto, la metereología se había puesto de mi lado. Gracias.
Me senté y estuve mirando la lápida, luego cerré los ojos y la toqué. Me imaginaba que era yo acariciándote el rostro. Tenía que sentir que eras tú porque quería agradecerte tantas horas de lectura junto a ti, cuántos personajes me pasaron por la cabeza ( Horacio, La Maga, Babs, Gregorivus, incluso el pequeño Rocamadour, los cronopios, Medrano, López, Nora, Lucio...tantos). Sin abrir los ojos, te dí las gracias y me invadió una fuerte nostálgia y un olor a ropa antigua, que no vieja, a ropa guardada en un baúl, a naftalina, a flores secas, a incienso. Sentí miedo y quise preguntarte si habías sufrido mucho cuando te fuistes y me contestastes que no, que te habías ido en el último compás de un ragtime. Yo suspiré aliviada y abrí los ojos y el cielo seguía tan azul y profundo que casi alargando un brazo lo podía tocar con la punta de los dedos.
Me gusta leer, y me gusta la literatura y aunque, no soy una experta, te he elegido a tí, mi autor fetiche y mira tú que casualidad, que te tengo que compartir con millones de personas que como yo, también te han elegido. Así que muy equivocada no estoy. Ojála en el cielo que imagino estés tú, Julio Cortázar, Julio Denis.
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