
Mi alma al abismo es condenada,
al laberinto oscuro que te envuelve.
De silenciosa yedra es tomada;
nocturna, etérea y solitaria Dafne
se confunde en el jardín de madrugada.
¿Dónde está tu Apolo, princesa?
Lloras, gritas y asustada te retuerces,
mientras la yerba maldita
te cubre las manos, la boca, los pies...
y envuelta ya entre flores,
caen la noche y las estrellas
en tu rostro enjuto
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