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jueves, octubre 27, 2011

Eva se comió la manzana (prohibida)

La mujer, la chica, la niña, la bebé, el huevo/cigoto...él.
El hombre, el chico, el niño, el bebé, el huevo/cigoto...ella.
Somos malas, pérfidas, viperinas, olemos mal, somos débiles, pecadoras, exageradas, histéricas, histriónicas,  locas, desmedidas, somos el sexo débil, el sexo fácil, el sexo de pago, el cuerpo del delito, del vicio  y un sinfín de calificativos o mejor dicho descalificativos que han sido la carga que hemos llevado a nuestras espaldas a lo largo de la historia y nosotras en un principio sumisas, aceptábamos todo lo que se nos echaba encima estoicamente: nos quemaron por brujas, nos repudiaron ¡béndita ignorancia! por no dar un varón al rey (dar/regalar/ceder: los hijos no se regalan, capullo), nos desterraron de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana por ser hijas de Eva (la pecadora), y más recientemente nos siguen lapidando por adúlteras, nos siguen infravalorando en el ámbito familiar (seguimos fregando y planchando muy a nuestro pesar), en el ámbito laboral ( nunca llegaremos a jefas cobrando lo mismo que nuestro jefe),nos despiden injustamente por quedarnos embarazadas, nos tocan el culo entre el fax y la impresora, nos restriegan "la cebolleta" en los autobuses,  seguimos respondiendo a preguntas personales en las entrevistas laborales - "¿A usted qué mierdas le importa si tengo hijos o tengo pensado tenerlos, es que quiere asistirme en el parto?",  nos siguen mutilando sexualmente, violando, asesinando: en la guerra, en la calle...en casa y seguimos desfilando en bikini y tacones delante de un jurado de viejos babosos dispuestos a dejarse sobornar a cambio de un lametazo en el escote, sólo por conseguir ser la más guapa. Nada parece haber cambiado en este siglo XXI, seguimos golpeándonos contra los duros muros de nuestro mundo cuadrado.
No obstante, hay algo que me ha llamado la atención: la interrelación mujer-mujer.
Lejos de querer entrar en simbologías lesbicas, pretendo reseñar un apunte sobre las relaciones entre mujeres basadas en experiencias propias.
Tuve un jefe hace ya ciertos años, que en una ocasión me confesó lo siguiente: -"Trabajar con mujeres es gratificante: son trabajadoras, ordenadas, meticulosas, detallistas, aseadas, no dicen demasiados tacos porque tienen más sentido del ridículo: laboralmente son perfectas...no obstante, tienen un fallo: si las pones juntas, pueden acabar matándose." En un principio, lo que parecía una frase algo ofensiva ha acabado siendo toda una premisa que, después de darle muchas vueltas y muchas horas de observación del entorno no me ha quedado más remedio que darle la razón a mi jefe en lo de que "cuando están juntas pueden acabar matándose", y es cierto, triste pero cierto. La terrible competencia femenina nos hace ser tan falsas como el beso de Judas.
No nos aceptamos. Nos da igual poner a parir a menganita en el baño de la discoteca que luego llorar y hacer el paripé en su funeral. Supongo que tener más esperanza de vida que los hombres nos condiciona a tener que soportarnos más que a llevarnos bien y por experiencia propia he podido comprobar que , cuando una mujer entra a formar parte de un grupo, el resto de las féminas le dan la espalda en un primer momento, la "nueva" es la que tiene que sacar todos sus "encantos", por decirlo de alguna manera y luchar por ser aceptada, porque en todo grupo formado que se precie siempre hay un lider, en este caso una lider y si ésta opina que la nueva no será aceptada no lo será y punto pelota y esto no debería ser así. Y luego luchamos para dejar de ser consideradas el "sexo débil", la mujer maltratada, la infravalorada...¿cómo nos van a escuchar o peor, cómo vamos a ser respetadas por el hombre si entre nosotras actuamos como auténticas fieras? ¿Por qué no prestamos más atención a las necesidades de nuestras semejantes en lugar de a sus defectos? ¿Por qué no nos unimos y empezamos luchando para romper las barreras que fuimos construyendo con ladrillos de celos, envidias, prejuicios, que nos separan entre nosotras? Solo así conseguiremos ser un bloque firme e irrompible, una piña, un grupo fuerte e indestruible y  por fin podremos empezar a hablar de igualdad de derechos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola

Me llamo Alejandra y soy administradora de un directorio web/blog y me ha gustado mucho su sitio.

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